El periodista censurado, Aldo Benítez, utilizó las redes sociales el pasado martes 26 de abril para hacer pública la censura que sufrió cuando el Diario La Nación de Paraguay anunció la suspensión de su publicación. En la serie de artículos se alertaba sobre la complicidad de la jerarquía eclesial paraguaya, que había sido previamente advertida sobre la acusación de los curas investigados y a quienes protegía.
Delegados sindicales del SPP confirmaron que existió un pedido expreso de la Nunciatura Apostólica elevado al presidente Cartes para suspender las publicaciones, pues estaban creando “una crispación total dentro de la Iglesia”. La orden de censura provino directamente de Sarah Cartes, hermana del presidente, a instancias de un pedido realizado por el nuncio Eliseo Ariotti.
Al respecto de este profundo flagelo a la libertad de expresión, Santiago Ortiz, Secretario General del Sindicato de Periodistas de Paraguay (SPP) manifestó que estos son casos que “demuestran claramente cómo las empresas periodísticas, las patronales, y los empresarios de la comunicación, abiertamente censuran a los trabajadores de prensa y censuran las informaciones que no están acorde a sus intereses. El grupo empresarial del presidente se hace cargo de estos medios, y ellos los utilizan para defender sus intereses, incluso acallando de forma arbitraria la voz, las investigaciones y el trabajo de los colegas, recordándonos a los tiempos más oscuros de la tiranía stronista”. Sumado a esto Ortiz acentúa que esta censura “se da en un contexto de absoluta precariedad laboral y concentración de medios, haciendo que la censura que están sufriendo nuestros compañeros sea aun más grave”.
La FIP expresa su preocupación por ésta y todas las censuras que atentan contra la libertad de expresión. Estos hechos representan una amenaza al derecho de acceso a la información y representan una afrenta contra la democracia.
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