Pakistán: "Algún día escribiré un libro y contaré las historias que ahora no podemos compartir"

Farzana Ali trabaja como periodista desde 1997. Es jefa de la oficina de Aaj News TV en Peshawar, capital de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa. Ha realizado numerosos reportajes sobre derechos humanos, militarización y cuestiones relacionadas con el terrorismo, y comparte con nosotros sus retos diarios en el terreno, su resistencia y valentía en momentos de peligro y cómo ha respondido a traumas psicológicos.

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[Translate to Spanish:] Photo credit: Kamran Ali

A lo largo de tu carrera has descubierto historias de tragedias humanas. ¿Qué conclusiones extraes de esta experiencia?

Cubrir tragedias humanas, según mi experiencia, ha sido difícil, especialmente en la región donde vivimos y trabajamos. Como trabajo para los medios de comunicación, me he dado cuenta de que cubrir historias humanas en zonas de conflicto -especialmente en aquellas zonas donde se ha desatado un conflicto que ha afectado a la población local- se hace difícil, en particular, contar las historias de las personas afectadas, las víctimas y los sobrevivientes, ya que se trata de cuestiones de interés nacional. Podemos cubrir historias sobre la pobreza, la inflación e incluso las críticas de la opinión pública a cuestiones políticas y a los políticos, pero informar sobre los responsables de estas guerras -cuyas políticas han sido la razón por la que estallaron estas guerras- es extremadamente difícil.

¿Cuál fue tu experiencia más difícil a la hora de cubrir estos acontecimientos?

Tenemos que trabajar con sumo cuidado cuando contamos estas historias. Por ejemplo, justo después del 11-S, cubrimos muchas cosas durante las operaciones (militares) llevadas a cabo contra los terroristas y muchas cosas salieron al aire. Pero en la segunda fase de las operaciones, como la Operación Zarb-e-Azb (2014), los medios de comunicación no pudimos cubrir la situación con tanta libertad como lo hicimos en la primera fase. Tuvimos que editar muchas cosas.

No podemos difundir las preguntas y súplicas de las madres de las víctimas de la masacre en la Escuela Pública del Ejército en Peshawar en 2014*. Lo mismo sucedió con las historias de las personas desaparecidas - trabajé en algunas de ellas, conocí a algunos de los padres, madres, esposas e hijos de las personas desaparecidas, pero no podemos poner al aire los verdaderos sentimientos o preguntas de esas madres que están esperando a sus seres queridos. Creo que se nos ha restringido y no pudimos trabajar con la libertad con la que deberíamos haber podido hacerlo.

Creo que algún día escribiré un libro y contaré las historias que hay detrás de los titulares; esas historias que ahora no podemos compartir.

¿Cuáles son los retos más acuciantes para las mujeres periodistas en Pakistán?

Personalmente, después de 2008 tuve muchas experiencias difíciles mientras cubría noticias, como las explosiones en el mercado de Peepal Mandi** y en el mercado de Qissa Khwani ***, y especialmente el incidente de la Escuela Pública del Ejército (APS por sus siglas en inglés), porque nos advirtieron que siguiéramos algunas restricciones y cubriéramos el incidente de una manera determinada. Tuvimos muchas dificultades para poner al aire el contenido de los padres de APS.

También nos enfrentamos a muchas dificultades personales. Soy una de las pocas mujeres periodistas de Khyber Pakhtunkhwa que tuvo la oportunidad de realizar programas en directo a las 7 de la tarde durante la fase de conflicto ****. Tuve que viajar mucho para este segmento, por lo que mi vida personal también se vio afectada y siempre se cernía sobre mi una especie de amenaza, especialmente cuando iba a Bajaur (117 kilómetros al noroeste de Peshawar) y Waziristán (367 kilómetros al suroeste de Peshawar).

En aquella época, a muchos les decían que no fueran a esas zonas, pero yo, como periodista, pensé que debía ir y experimentar las cosas por mí misma. Creo que fue una buena decisión, porque tuve la oportunidad de ver la realidad sobre el terreno. Si los periodistas no conocen ésa realidad, no saben nada. Es más fácil preguntar a otros y conseguir una historia, pero ésta incluirá la opinión y el punto de vista de la persona que te cuenta los hechos. Cuando vives las cosas visitando el lugar de los hechos, la experiencia es completamente diferente.

Has viajado a Afganistán después de que los talibanes retomaran el poder. ¿Qué dificultades encontraste para tu trabajo que no hubieras afrontado antes? ¿Alguna de ellas estaba relacionada a tu género?

Visitar e informar sobre las zonas tribales es siempre una experiencia difícil. Hace unos dos años fui a Afganistán y la situación era muy diferente de las veces anteriores que visité el país. Fui en septiembre; fue una experiencia extremadamente difícil y nos enfrentamos a muchos problemas. Los talibanes capturaron a mi equipo y me sentí culpable porque pensé que yo podía ser la razón de esto, que esto hubiera sucedido porque yo era mujer.

Sabía que mi equipo podía tener más problemas por viajar conmigo, al ser una mujer que no era pariente de ninguno de ellos.

A veces, al cubrir zonas de conflicto, hay que tomar decisiones en fracciones de segundo, por así decirlo. Nos dijeron que no siguiéramos adelante y fuéramos a Jalalabad; era difícil tomar una decisión que pudiera ponernos en un peligro aún mayor. Había una presión psicológica sobre mí para que fuera la "jefa".

El líder de los talibanes preguntó a mi equipo por qué viajaban con una mujer cuando eso iba en contra de la sharia, y añadió que las mujeres no pueden ser jefas según la religión. Fue una situación bastante alarmante.

Durante el viaje pudimos filmar. No nos detuvimos en ningún sitio por demasiado tiempo y también tuvimos problemas porque veníamos de Pakistán, pero el género era un problema aún mayor.

Algo que sorprendió a los talibanes fue que una mujer dirigiera un equipo masculino, lo que también podría haberse convertido en un problema. Afortunadamente no fue así.

¿Cómo lo afrontaste psicológicamente?

Mientras viajábamos por Afganistán y nos capturaron, yo estaba bajo una tremenda presión psicológica porque la noticia de nuestra captura podía llegar a mi familia; la noticia ya había llegado a colegas de los medios de comunicación. No éramos los únicos equipos que habían sido detenidos, muchos equipos de medios de comunicación habían sido retenidos en la frontera y demorados toda la noche. Mi familia tenía dudas desde el momento en que decidí viajar a Afganistán, y con razón. Pero, como periodista, sentí que era mi deber ir al terreno para informar y conseguir las historias, especialmente dar voz a las mujeres.

Otra ocasión en la que me sentí realmente afectada mientras informaba en zonas de conflicto fue cuando cubrí la masacre de la APS. Estuve muy perturbada durante mucho tiempo, e incluso tuve que ir a terapia. Estaba emocionalmente afectada y lloraba por la más mínima cosa; fue bastante duro. Por si fuera poco, dirigía un programa semanal, que en aquella época cubría constantemente historias de la APS. Al final tuvimos que dejarlo, no por el estrés mental al que me enfrentaba, sino también porque recibíamos muchas otras presiones.

Los recientes atentados contra una mezquita en Peshawar, en los que murieron 100 personas, han marcado el regreso del terrorismo al país. ¿Tomas alguna precaución adicional cuando sales al campo?

Creo que las precauciones adicionales dependen de las circunstancias y de la decisión del periodista. Una está alerta para no ir a un sitio que pueda ser potencialmente peligroso, donde haya un tiroteo o algo así. Nuestro medio de comunicación no nos ha proporcionado ningún equipo de protección, como cascos o chalecos antibalas.

En 2008/2009, cuando el terrorismo estaba en su punto álgido, nos proporcionaron algunos chalecos antibalas en la oficina de Peshawar, pero en 2011/2012, cuando la situación volvió a la normalidad, nos los retiraron. Cuando se produjo la explosión de la mezquita, estábamos cubriendo la escena en vivo sin ninguna protección. Tras ese incidente, nos dimos cuenta de que debíamos llevar equipo de protección nuevamente, especialmente en zonas como Quetta y Peshawar.

Si nuestros equipos de trabajo no llevan herramientas de protección, evitamos las zonas concurridas o, si vemos gente sospechosa, damos aviso a las autoridades. Todos los medios de comunicación suelen permanecer juntos para que, en caso de ser necesario, podamos ayudarnos mutuamente y asegurarnos de que haya algún miembro de la policía con nuestro grupo o cerca de él.

Cuando voy a una zona de conflicto, personalmente no comparto mi ubicación con mucha gente, especialmente cuando estoy grabando. Comparto mis imágenes o vídeos a mi regreso. No revelo mi ubicación.

También intentamos no correr riesgos que puedan ser peligrosos para nosotros. A veces las redacciones piden a los periodistas y a los equipos que corran riesgos innecesarios sin conocer realmente la situación sobre el terreno. Es algo que hay que discutir con los equipos de prensa.

¿Existen estereotipos de género asociados a la cobertura informativa de los conflictos en Pakistán?

La situación es bastante difícil. Cuando me incorporé a esta profesión, me decían que me estaba rebelando contra las costumbres y tradiciones de nuestra sociedad y región, pero con el tiempo la gente empezó a acostumbrarse a que las mujeres también informaran sobre el terreno. La familia también se ve afectada cuando te incorporas a los medios de comunicación, ya que existen estereotipos. Y cuando trabajas con hombres, es un problema.

Las redes sociales han sumado más dificultad al problema, porque nuestras opiniones no se toman en serio en una sociedad dominada por los hombres. Las mujeres también temen ser objeto de difamación, lo que las disuade de trabajar en los medios de comunicación.

Los colegas varones pueden causar problemas a las mujeres de los medios, sobre todo a las que hacen un buen trabajo. Recuerdo que cuando dirigía un programa, me presionaban mucho para hacer un buen trabajo y yo sentía esa presión. Cuando me convertí en jefa de la oficina, tuve muchos problemas porque a la gente le costaba pensar que una mujer podía ser ascendida, significaba que debía haber hecho algo para conseguir ese ascenso.

En algunas oficinas no hay instalaciones pensadas para las mujeres. Trabajé en una oficina en la que no había baños para mujeres. Se lo pedí a mi jefe y me permitió utilizar el suyo, lo que causó aún más problemas.

Tuve suerte de contar con el apoyo de mi marido, que era periodista. Cuando me seleccionaron para el puesto de jefa de la oficina y dudaba de mí misma, me apoyó.

Viajar para para realizar coberturas es un problema para muchas mujeres, y luego informar sobre "noticias duras" también lo es. En general, se da por sentado que las mujeres no pueden trabajar en zonas de conflicto, ya que necesitan lugares adecuados y seguros donde alojarse; hay que tomar otras precauciones cuando las periodistas van a cubrir a zonas de conflicto o a salir de la emisora. Muchos de nuestros medios de comunicación no han adoptado Procedimientos Operativos de Normas de Seguridad que faciliten el trabajo de las periodistas sobre el terreno, razón por la cual las mujeres son reacias a realizar reportajes difíciles, como informar en zonas de conflicto o cubrir delitos y terrorismo.

¿Qué se puede hacer para superar los estereotipos de género?

Las mujeres periodistas tendremos que esforzarnos para hacernos un hueco y demostrarlo con nuestro trabajo y determinación. Debemos confiar en nuestras capacidades y aceptar retos, sin ponernos en peligro. Las mujeres que llegan a puestos ejecutivos se enfrentarán a muchos problemas -comportamientos abusivos y difamación, entre otros- y tienen que mantenerse fuertes.

¿Cuál dirías que es el papel más importante que cumplen los periodistas hoy en día en Pakistán?

El papel más importante de los periodistas es que trabajen como tales, informen de los hechos y no tomen partido. Es importante equilibrar la información sin sesgos. Debemos aprender a soportar la presión y seguir haciendo nuestro trabajo.

¿Algún mensaje que quieras transmitir a las periodistas del mundo en el Día de la Mujer?

Dejemos que la gente diga lo que quiera y concentrémonos en el trabajo, es la mejor manera de demostrar nuestro valor.

Debemos hacer las cosas con pasión, porque el periodismo es pasión.

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* El 16 de diciembre de 2014, seis hombres armados perpetraron un atentado terrorista contra la Escuela Pública del Ejército en la ciudad de Peshawar, en el noroeste de Pakistán, abriendo fuego contra el personal y los niños de la escuela y matando a 149 personas, entre ellas 132 niños.

** El 28 de octubre de 2009, un coche bomba explotó en un mercado abarrotado de la ciudad noroccidental de Peshawar, matando al menos a 90 personas.

*** Una explosión sacudió el mercado de Qissa Khwani en Peshawar el 29 de septiembre de 2013 matando al menos a 41 personas e hiriendo a 100.

**** Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001

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