La FIP condena las severas medidas impuestas a los medios de Uzbekistán mientras la “guerra contra el terrorismo” reclama nuevas víctimas

La Federación Internacional de Periodistas condenó las restricciones contra los periodistas y los medios en Uzbekistán, un aliado clave de los Estados Unidos dentro de la globalizada “guerra contra el terrorismo”, por el “apabullante registro de derechos humanos destruidos bajo una sistemática política de represión.”

La FIP está indignada ante la expulsión de periodistas locales y extranjeros, ejecutada por las autoridades de Uzbekistán, durante un fin de semana de violencia que ha sorprendido al mundo.

“Hay un apabullante abuso de la censura y contra los derechos humanos. Esto merece un rechazo contundente, explícito y vigoroso por parte de Estados Unidos y sus aliados en la globalizada lucha contra del terrorismo,” dijo Aidan White, secretario general de la FIP.

Durante el fin de semana surgieron protestas en Andizhan, debido al juicio de 23 empresarios musulmanes que el gobierno de Uzbekistán acusó de extremistas islámicos. También en ese fin de semana fueron expulsados varios reporteros que trabajan para organizaciones como la AFP y Reuters, luego que miembros de los servicios de seguridad de la república ubicada en el centro de Asia, los detuvieran brevemente y les advirtieran que estaban en peligro.

“Los medios locales son amordazados, a los medios extranjeros simplemente se les dice que empaquen sus maletas y regresen a casa; se está reprimiendo el cubrimiento independiente de esta crisis,” afirmó White. Agregó que los incidentes se sumaban a los perturbadores informes sobre cómo el periodismo es víctima en esta guerra global contra del terrorismo. La FIP y el grupo Statewatch realizaron un minucioso informe sobre el tema, dado a conocer a comienzos de este mes (ver abajo).

Mientras las emisoras de Uzbekistán transmiten sus programas normalmente -conciertos de música clásica y documentales-, corre la sangre en las calles producto de ataques contra manifestantes que han causado la muerte a cientos de personas. Canales estadounidenses, rusos y británicos, CNN, NTV y BBC fueron sacados del aire el 13 de mayo en todo el territorio de Uzbekistán, y las noticias fueron sustituidas por programas de cultura y videos musicales. También fue bloqueado el ingreso a varias páginas web independientes de Uzbekistán y de Rusia.

El presidente Islam Karimov declaró que la violencia del sábado fue ejecutada por el grupo islámico, Hizb Ut-Tahrir. La Casa Blanca hizo eco a esta declaración, al hacer referencia a los “terroristas”. Uzbekistán, un estado mayoritariamente musulmán que limita con Afganistán, brinda facilidades militares a Estados Unidos, incluyendo una base aérea para su campaña contra el terrorismo y contra extremistas islámicos. Sin embargo, en repetidas ocasiones, el país ha sido criticado por grupos de derechos humanos, debido al tratamiento contra los disidentes y por el uso de la tortura.

“Las severas medidas contra los disidentes forman parte de una política sistemática de represión que es justificada por la denominada “guerra contra el terrorismo””, comentó White.

La preocupación de la FIP y de otros grupos de libertad de prensa por la crisis en Uzbekistán, se ha intensificado en los últimos meses tras el incremento de prácticas intimidatorias por parte del gobierno. Sabirjon Yakubov, periodista del semanario Hurriyat, fue arrestado en la capital, Tashkent, el 11 de abril, bajo las acusaciones de "perturbar el orden constitucional” y de “pertenecer a una organización extremista religiosa” (Artículo 159 del código criminal). Enfrenta hasta 20 años de prisión.

Ulugbek Khaidarov, periodista independiente y líder local de Ezgulik, una organización de derechos humanos, fue golpeado por un desconocido cerca a su casa, en Jizzakh, la noche del 23 de abril. A Marina Kozlova, corresponsal uzbeca de la agencia estadounidense United Press Internacional, UPI, le fue negada la acreditación del ministerio de Relaciones Extranjeras, el pasado 27 de abril.

Aunque varias partes de la ciudad permanecen selladas, algunos reporteros han podido regresar. “A los medios les deben autorizar acceso a la región, sin restricciones,” dijo White. “Sin el escrutinio de los medios, la escala de las violaciones a los derechos humanos con seguridad se incrementará.”

Haga clic aquí para leer el informe especial de la FIP y de Statewatch sobre el Periodismo, Libertades Civiles y la Guerra Contra el Terrorismo

Para más información por favor contacte +32 2 235 22 07
La FIP representa a más de 500 mil periodistas en cerca de 110 países