La Federación Internacional de Periodistas, FIP, exigió al gobierno de Pakistán, acción inmediata por la liberación del periodista secuestrado, Latif Khosa.

Según informes locales, Khosa, del diario Jang en lenguaje Urdu, fue arrestado el 17 de junio. Khosa fue detenido en la provincia de Balochistan, bajo presuntas órdenes del oficial del ejército identificado como el Mayor Ali.

La Directora de la FIP Asia Pacífico, Jacqueline Park, indicó que el incidente era un recordatorio de los peligros que enfrentan los periodistas pakistaníes e hizo un llamado al gobierno a reaccionar.

“El gobierno de Pakistán debe investigar de inmediato estas acusaciones, garantizar que Khosa regrese ileso y la grave bofetada a los derechos humanos en Pakistán, no continúe”, dijo Park. “Como lo demostró la lamentable muerte del periodista Noor Ahmed Solangi, que murió el mismo día del arresto de Khosa, la seguridad de los reporteros en áreas tribales del país, es casi nula”.

Se señaló que el arresto de Khosa tendría que ver con el cubrimiento que hizo de recientes enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y nacionalistas Balochi.

“El bienestar de Khosa nos preocupa. Los periodistas que han sido detenidos en el pasado por oficiales de la provincia Balochistan, han sido torturados”, indicó Park.

En septiembre del año pasado, Saeed Sarbazi, secretario del Club de Prensa de Karachi y sub-editor del Business Recorder, fue secuestrado y torturado por agencias de inteligencia.

Lo mismo le ocurrió a Mehruddin Marri, periodista de Kawish, que fue finalmente liberado cuatro meses después de su detención, ejecutada el 27 de junio del 2006. Ambos comunicadores fueron interrogados por presuntos vínculos con militantes Balochi.

En otro incidente, al corresponsal de la BBC, Nisar Khokhar, y un periodista local, les fue negado el ingreso a Dera Bugti, distrito de Balochistan, y permanecieron detenidos durante dos horas el pasado 15 de junio en la frontera.

Khokhar y su cómplice se dirigían a la región para cubrir la detención de siete mujeres en un campo militar por el ejército pakistaní.

“No hay excusa alguna para estas detenciones injustificadas”, concluyó Park.

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